La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma dice el salmista. La ley del Señor es suave y ligera diría el Señor Jesucristo en el Evangelio. Y la Ley del Señor es Amor, es la ley única y primera, que llega como mandamiento nuevo porque, estando inscrita en nuestros corazones, no parecía necesario explicitarla. Pero, como nuestro corazón se alejó tanto de Dios, ahora amar es toda una revolución.
Lo sorprendente del Amor es que podemos estar cansados del día y alguien viene y nos demuestra un poco de afecto auténtico de amor, y el cansancio se olvida. Lo mismo que si nosotros amamos: cuando estamos agobiados y amamos, el agobio se disipa. El Amor es una realidad palpable en nuestras vidas, y esto no sucede con ningún otro tipo de afecto humano.
Pero amar como Cristo nos ha amado es lo que nos hará descansar, como las ovejas las hace reposar el Buen Pastor. Ese lugar de verdes pastos en medio del desierto es el lugar sagrado de nuestros corazones donde el otro puede entrar si le permitimos, y empezamos a vivir la comunidad de Amor. Busquemos, pues, de Cristo y encontraremos la Paz, no como el mundo la da, sino como sólo Él la da.