Nuevamente el Señor Jesucristo habla a todos por medio de parábolas, pero sólo a los apóstoles les explica con catequesis en qué consisten los elementos de la parábola. Nuevamente vemos al Señor indicándoles a ellos que estas cosas deben enseñarlas a los demás. ¿Por qué no se lo explicaba Él y punto? Pues, porque quería desarrollar el liderazgo espiritual de los futuros pastores de su Iglesia.
El Reino de los Cielos se parece al trigo y a la cizaña creciendo juntos. Trigo y cizaña se parecen mucho, y la única manera de diferenciarlos es cuando maduran los frutos: el trigo tiene espigas que se utilizan para alimentarse, la cizaña da semillas que suelen ser venenosas por un hongo que crece en ella. Así los que hacemos lo que queremos y no lo que Dios manda: nuestros frutos serán venenosos.
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El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que germina, y también a la levadura que fermenta la masa de harina: son elementos bien pequeños, pero lo que realizan es muy grande. Así también somos los que buscamos a Dios con sincero corazón: haciendo las cosas pequeñas, las humildes, podemos hacer que las cosas grandes surjan y Dios sea glorificado.