El amor es servicial, el amor es constante, el amor no es jactancioso. Porque el amor no es egoísta es que el amor llega a corregir a los demás. Si no tuviéramos amor hacia alguien, no nos importaría lo que ocurriera con su vida. Es un error creer que el que ama sólo calla y tolera. No es así. Calla y tolera cuando el silencio y la tolerancia sirven de testimonio; si no sirven de testimonio, el amor habla y corrige.

La corrección fraterna es un consejo de Amor y por Amor. No se corrige para demostrar que tengo la razón, sino para que el hermano corregido vuelva a su vida de gracia y se salve en la comunidad. Lo mismo sucede cuando somos nosotros los corregidos. ¡Bendito sea Dios que tenemos personas que nos corrigen, porque quiere decir que tenemos personas que nos aman y se preocupan por nuestra salvación!

Reunirnos en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo no es sólo orar, sino compartir la misma fe, celebrar la fe por medio de la Sagrada Liturgia, y llevar una vida moral conforme a lo que el Señor Jesús nos ha enseñado. Por ello, si amamos en el Señor, podemos hacer cualquier cosa. Que la caridad en nosotros sea constante, y que siempre pongamos el Amor a los demás por encima de nuestras propias preocupaciones.