A pesar de que los Domingos en misa tenemos cierto respiro de lo que sucede a nuestro alrededor, el resto de la semana sólo vemos noticias malas: muertes, robos, explosiones, maltrato. A veces pensamos que nuestras vidas son una contradicción con lo que se supone que el Evangelio nos dice. Y nos gusta escuchar a predicadores que nos hablan de prosperidad; pero la realidad es que no prospero a menos que haga lo malo.
Pues, eso de la bonanza económica y la prosperidad no es parte de la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús. Es más, de lo que Él habla es de que no debemos olvidar nunca la Providencia de Dios: todo lo que sucede en la vida del que ama a Dios es para bien. Pero debemos obrar bien y hablar bien. Tenemos que ser testimonio constante de Fe, Esperanza y Caridad.
Ojalá no tengamos que esperar nada de Dios para poder amarlo. Ojalá no tengamos que recibir cosas buenas para ser agradecidos con Él o cosas malas para hablarle. Pidamos a Dios que ponga en nosotros la conciencia constante de Su Amor en nosotros, que podamos esperar siempre en Él, pero conforme a lo que Él quiere, no conforme a lo que espero en nuestra limitada humanidad.