Que el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo sea motivo de gozo y esperanza, que nos prepare para su Venida Gloriosa y nos acerque más a los hermanos que más necesitan de Él. Que, por la intercesión de san Charbel Makhlouf, podamos ser pesebres humildes que contengan el tesoro del Cielo.
Hoy empieza la Navidad. La Navidad de nuestro Señor Jesucristo. No hay otra Navidad. Pero, ¿por qué, de repente, ya ni nos felicitamos por eso? ¿Por qué habrá que consumir bienes materiales pasajeros para que percibamos un “sentido” de la Navidad? Reflexionemos hoy con esto: ¿Dónde está la Navidad?

La Navidad es una celebración católica, que inicia con sus vísperas el día de hoy, 24 de diciembre, y concluye con la fiesta del Bautismo de nuestro Señor. La Navidad es tanto un día (el 25 de diciembre, día de Navidad) como un tiempo litúrgico (el tiempo de Navidad). La Navidad tiene cerca de mil setecientos años celebrándose el 25 de diciembre, porque fue colocada en la fecha de una fiesta pagana (el día del “Deus Sol Invictus”) a manera de evangelizar a los romanos afirmando que no hay más que un solo “sol que nace de lo alto” (cf. Lc. 1, 78) que vencerá a todos los enemigos (cf. 1 Co. 15, 25-26) y reinará por siempre.
Pero, ¿qué ha pasado? Leí hace poco una tira cómica de Bill Watterson, Calvin and Hobbes, en la que el pequeño y travieso Calvin dice: “Ya la Navidad está al doblar la esquina. ¿Qué mejor manera de celebrar una fiesta religiosa que con un mes de frenesí consumista?”. Me parece que esta caricatura publicada en 1993 ha captado el espíritu “navideño” que hemos permitido desde el siglo pasado.
La Navidad es inseparable de la Pascua, como hemos dicho en otra ocasión. Es el Señor que pasa y se hace Dios-con-nosotros. Este Dios-CON-nosotros es un Dios-EN-nosotros, un Dios-PARA-nosotros y un Dios-POR-nosotros. Es decir, no es sólo que estuvo en esta tierra, sino que está, que se entrega, que nos anima. Cristo viene a cada instante de nuestras vidas, como afirma san Antonio abad, y hace en nuestro hoy su Pesebre y su Cruz.
¿Por qué somos los primeros en callar al tener que defender nuestra fe? La razón por la que existe la Navidad es Cristo. La verdadera razón para abaratar los precios de los bienes que compramos es como un jubileo para que todos puedan comprar lo que necesitan y poder celebrar dignamente el nacimiento de su Salvador. Consumir tratando de llenar el vacío que creamos a lo largo del año porque no hemos reconocido nuestra vocación a la santidad sólo produce más vacío y más sinsentido.
Adquiramos el sentido de la Navidad. Asumamos el rol de guardianes de nuestros hermanos y de su fe. No nos dejemos robar la Navidad. Que un “Happy Holidays” o “Felices Fiestas” nunca sustituyan a un verdadero y sentido “Feliz Navidad”. Que el falso respeto o el falso irenismo para con otras denominaciones religiosas o arreligiosas no nos impida ser luceros en la oscuridad. Que nuestras vidas sean Navidad, para que los demás, al pasar por nuestro lado, se admiren del humilde Niño que reina con Amor en todo lo creado.
¡Muy feliz Navidad para ti y los tuyos y los que deberían ser tuyos!