¡Cuántas cosas me parecen inexplicables! ¡Cuántas cosas me parecen injustas! Muchas veces he visto maldades de otros o malestares de inocentes que me hacen cuestionar Tu existencia, Dios. ¿Qué es lo que sucede en oriente? ¿No puedes Tú mostrar Tu Poder como dicen que hacías en el Antiguo Testamento? ¿Es necesario que decapiten niños si siempre estoy orando por ellos? ¿Acaso la oración no tiene poder?
No ha salido bien la gente de terremotos y tsunamis y de todas sus consecuencias, cuando ahora hay personas que han muerto por el ébola. Hay quienes me dicen que la naturaleza está limpiándose del cáncer que hemos venido siendo, pero yo sé que quienes han muerto han sido los más indefensos, los de mayor riesgo, no quienes se han encargado de matar con Tu Creación. Eso no me parece justo, Dios.

He orado, he rezado el rosario, he comulgado por la paz del mundo, me he unido a cadenas internacionales de oración… y veo que misiles destruyen templos ortodoxos, que saquean templos judeocristianos, que niños corren entre bombas para salvarse, y que nadie habla de los ancianos. ¿Qué decir de los que no tienen familia, Dios? ¿Qué decir de los huérfanos en las calles, de las viudas que estaban solas en sus casas, de los desamparados bajo puentes?
Quisiera ir allá y acomodar a tantos que están durmiendo y viviendo en los bancos de los templos. No es justo que yo tenga una cama tamaño queen y dos almohadas en donde reposar mientras en oriente es de mañana y se despiertan en las calles, con raptos, robos, asesinatos… Señor, ¿hasta cuándo? ¿Estás permitiendo todo esto y no pretendes hacer nada al respecto? ¿O es que acaso no existes?
*silencio*
Ni ellos ni sus antepasados han pecado; suceden estas cosas para que se manifiesten en ellos mis grandezas. Se manifestarán como signos portentosos, pero también como manos que se extienden. Sólo en las tribulaciones es que veo de verdad el corazón que puse a mis hijos todos. Sólo en estos momentos es que puedo ver que no hay mano que se quede con algo de comer, sino que todo lo dan. No quiero que mueran y sufran; quiero que se conviertan y crean. No envío guerras, enfermedades y catástrofes naturales; eso es consecuencia de la libertad que les he dado. Sean también libres para hacerse una sola humanidad a favor los unos de los otros.
No quiero que creas que no existo… porque existo es que tienes la capacidad de querer respuestas trascendentales a todas estas cosas. Yo soy la trascendencia, Yo soy el suspiro eterno que te inquieta. Yo soy ese anhelo que tienes de que haya algo más que sólo esto. Existo, pero más que existir, soy. Y como soy, los que están conmigo son conmigo. Les fortalezco, les cuido. Los huérfanos y abandonados no están ni huérfanos ni abandonados por Mí. Soy su fuerza y su consuelo, pero humanamente necesitan de ti y de tus manos y brazos y pies y piernas y voz.
Haz signos en medio de los tuyos. No ores por ellos tú solo; únete a otros hermanos. No andes celebrando la Eucaristía como si fuera un privilegio tuyo, sino que propongas celebrarla junto con tus hermanos por tantas cosas. Ya su Madre del Cielo les había advertido estas cosas y muchos se hicieron los sordos. Pero he sido Yo quien le ha mantenido inmaculado su Corazón junto al de mi Hijo, y es ese Corazón el que vence, el puro, el casto, el humilde. Acógete a lo que Ella te ha dicho y reza por tus hermanos y con tus hermanos. Yo estoy con ustedes siempre. Aprendan a amarse como Yo les amo.
*silencio*
Dios bueno, sé nuestro amparo, nuestro refugio en medio de las tribulaciones. Llévanos a vivir en tu regazo de Amor, sin que confundamos Tu Presencia con distancia del mundo, sino que, por la intercesión de santa Juana Francisca de Chantal, seamos capaces de entregarnos a todos por el Amor que has derramado en nuestros corazones. Haznos fieles testigos de Tu Amor donde quiera que estemos, y que no nos tiemble el pulso para ayudar a los demás.