Para todos y todas, buen y santo día en el Señor Jesucristo. Que Dios, que ha sido siempre tan bueno con nosotros y tan rico en misericordia, nos enseñe a ser buenos y misericordiosos con los que nos rodean y con Él, para que, por la intercesión de san Nicolás de Mira, podamos ser ejemplo de benevolencia y beneficencia por Amor a Él en todo el mundo.
Hoy es día de san Nicolás de Bari o de Mira, aquel obispo que, alrededor de los años 300 y 400 de nuestra era, fue conocido por hacer milagros y por tener un corazón muy bueno y entregado a los necesitados. San Nicolás en muchos idiomas nórdicos se escribe sankt Nikolaus, y de ahí la derivación al actual Santa Claus es un verdadero ejemplo para todos los que vivimos y queremos encontrarnos con Dios. Él fue capaz de dar todas sus riquezas para entrar a un monasterio, fue capaz de salir abrigado en el frío de la noche a dejar monedas de oro en unas medias que se secaban en la ventana para unas jovencitas que querían casarse pero no tenían con qué costear el evento, fue capaz de defender tres condenados a muerte y tres niños que iban a ser matados para darle alimento a otros. Pero… ¿qué nos dice hoy la figura de este santo? A muchos no les dice nada; prefieren la figura roja feliz que da regalos a los niños.

Bien sabemos que Santa Claus es una distorsión de un santo, lo mismo que ha pasado con san Valentín. Sin embargo, lo que debería preocuparnos no es la distorsión en sí, sino lo que permitimos que siga distorsionando la realidad nuestra y de nuestros hijos para complacer “tradiciones”. Lo primero que debemos saber es que Santa Claus no es el mismo Papá Noel. Papá Noel es el nombre que los pueblos anglos y sajones le daban a la figura pagana del Padre Navidad, que era un hombre muy viejo, que vestía de verde, que se encargaba de que el tiempo de navidad fuera alegre y vivía en el polo norte. Para los siglos XVII y XVIII, con la mezcla de británicos y holandeses en las tierras norteamericanas recién descubiertas, la figura cristiana de san Nicolás y la figura pagana de Papá Noel se mezclaron. Lo segundo que debemos saber es que, hace unos 40 años, una empresa se encargó de comercializar esa figura alterando la vestimenta litúrgica del obispo y exagerando la alegría del dios pagano, y haciendo de Santa Claus una figura comercial, pero igual de confusa. Muchos padres no saben explicar por qué esta figura vive en el polo norte, ni trabajan duendes para él, ni por qué los renos vuelan. Es todo pagano.
La realidad es que san Nicolás y, si quieren, podemos decirle Santa Claus es un intercesor único por los necesitados y se encarga de que la verdadera alegría llegue a los hogares por Jesucristo. Lo que movía a san Nicolás a regalar y a salvar y a hacer milagros era el Amor que Dios ha puesto por Jesucristo en él; lo que mueve a la divinidad de Papá Noel es su ser “divino” y los atributos que las personas le daban. La divinidad de Papá Noel es incomparable con la divinidad que Dios ha puesto en san Nicolás de Mira, por lo tanto, es mucho menos comparable con la divinidad de Jesucristo, que es Dios verdadero. ¿Cuál es la verdadera felicidad que quieres para tus hijos si has de irte de este mundo? ¿Tus hijos abriendo regalos de parte de un señor desconocido, quien, al final, es una figura que desaparece luego de la infancia? ¿O prefieres que tus hijos comprendan el Amor de Dios, que cambia personas y las hace buenas y misericordiosas, y que, por lo tanto el verdadero espíritu de la Navidad es el Amor, es la solidaridad?
Los cristianos tenemos una batalla constante, pero muchas veces no queremos pelearla. El Amor de Dios es mucho mayor que cualquier tradición; el Amor de Dos es tan grande que es capaz de darle un sentido especial a las tradiciones. No destruyas la figura de Santa Claus de tu hogar, sino dale el significado real, aquel que Dios quiso: Santa Claus es la manera en la que se pronuncia en algunos países el nombre de san Nicolás, que fue un hombre excepcional por el Amor de Dios a los demás. Una explicación así a tus niños es algo que edifica más y que no busca maltratos a los demás. San Nicolás no está en batalla con Santa Claus, sino que nosotros debemos defender adecuadamente las riquezas de nuestra fe. Lo que sí debe llevarnos siempre es a no olvidar el verdadero sentido de la navidad: “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn. 1, 14a).