Los talentos a los que se refiere nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio de hoy no son los carismas, sino que es el dinero que se utilizaba. Un talento es el equivalente a 6.000 dracmas, que, en la época, servían para resolver las cosas de la vida cotidiana. Por ello, cuando en la parábola se dice que se pusieron a producir, lo que debe entenderse es que estaba la persona ocupándose de sus responsabilidades como debe ser.

Por eso es que la mujer responsable vale más que cualquier perla, por eso es que los hijos comerán en la mesa, por eso es que el hombre será dichoso. La bendición del Señor llega a la familia cuando la familia se ocupa de ser familia: papá y mamá siendo padres responsables que educan en valores y en la fe, los hijos respetando a sus padres y honrándolos. Tristemente, los demonios han logrado atacar la familia hoy.

Sin embargo, la victoria siempre será del Señor. Cuando no somos responsables porque nos da miedo quedar mal, como el siervo malo y perezoso, permitimos que los antivalores acaben con nuestras familias. Pero cuando sí nos ocupamos de ser responsables, el Señor nos dará más y podremos ser una familia ejemplar, que cambie la sociedad, y, a su vez, el mundo.